Tejidos que desembocan en Un mundo raro
*Por: Fernanda
Verdesoto Ardaya
Ingenuos somos los adultos
cuando pensamos que la imaginación de las niñas y niños no nos compete. Más
necios somos cuando creemos que la literatura infantil no es una lectura
apropiada para nosotros, que somos más inteligentes que eso.
Un mundo raro, de la
escritora chilena de María José Ferrada, es un libro que me leí en una
tarde y que tuve que volver a analizar una y otra vez. Me hacía falta, porque
el mundo de los niños y de las niñas es algo que tal vez dejé atrás -como
adulta ingenua- y que necesitaba recuperar. Qué lindo, me dije en la primera
lectura, qué deslumbrante, me dije en la segunda.
Este es un libro que cuenta la
historia de seis amigos, María, Sara, Juan, Rodrigo, Antonia y Carolina. Cada
quien tiene una habilidad especial, por ejemplo, dibujarlo todo (hasta lo
imperceptible), escuchar (pero así, en serio), bailar (todo tipo de música),
inventar (desde cero y desde lo existente), imaginar (lo inimaginable) y hacer
crecer flores y plantas en la cabeza (así como se escucha).
Cada uno de estos personajes
utiliza sus respectivos talentos para ampliar el mundo más allá de lo material
y de lo subjetivo: un mundo donde los puntos cardinales pueden llegar a ser
parte de una esfera y estar en todos lados, un mundo donde la naturaleza es la
materia prima del arte y un mundo donde todos los talentos de las personas
pueden y deben entretejerse entre sí para llegar a la armonía de una relación
amistosa. En pocas palabras, un mundo raro. El tema es que, este mundo es raro
para los adultos. En la infancia, este es un mundo cotidiano que no para de
crecer, y nosotros como adultos muchas veces hemos impedido que ese mundo se
amplíe. Durante la infancia, la lluvia y el viento dialogan en tonos musicales,
las máquinas de hacer zoológicos son la última novedad tecnológica y la música
de madera es el último hit en las radios. En la infancia, todo esto es posible
y como adultos, no deberíamos olvidarlo. Esto es lo primero que aprendí leyendo
Un mundo raro: que el mundo extraño es el mundo al que deberíamos
aspirar.
Ahora bien, este es un libro
para niños donde los adultos somos bienvenidos. Está escrito en un estilo
híbrido y libre entre verso y prosa, pero que, lejos de sentirlo desordenado,
lo veo como un tejido donde cada hilo ha encontrado su lugar. Las palabras y
las historias supieron toparse en el lugar preciso, los niños y niñas de esta
historia supieron unir sus diferentes talentos y crear el mundo en el que todas
y todos queremos vivir. Un mundo donde se inventa para dibujar, se escucha para
bailar, se imagina para el crecimiento de la naturaleza (o viceversa, o
cualquier combinación de estas acciones).
Por esto mismo considero que
este es un libro donde los grandes somos bienvenidos y bienvenidas, porque
aprendemos que nuestros talentos, todo lo que sabemos hacer, es útil para hacer
del mundo algo maravilloso, que nuestra presencia vale la pena. Por esto mismo,
considero que es un libro que hay que leer con los niños y niñas, porque el
mundo raro es algo que las infancias deben aprender a crear y que nunca deben
olvidar.
Ahora, Un mundo raro llega
a Bolivia de la mano de Yerba Mala Cartonera, en una edición preciosa que
ilustra las aventuras de un grupo de niñas y niños de la forma más simpática.
Ya los veo, un montón de lectoras y lectores pequeñitos, leyendo junto a los
grandes de su casa, imaginando todos los caminos posibles para crear un país
raro. Lo necesitamos.
Un mundo raro se presenta en la Feria Internacional del libro de Santa Cruz el 04 de junio a las 4pm en el salón Raúl Otero Reiche.
*Fernanda Verdesoto Ardaya (La Paz, 1989) es licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires y magíster en Literatura Boliviana y Latinoamericana por la Universidad Mayor de San Andrés. Es autora de los libros Sobre monstruos y molinos de viento y Jano Bifronte, y coautora de Método de la enseñanza de la lectura y Mapeo de las mujeres en las artes en Bolivia (1919-2019). Fue coordinadora editorial en Editorial 3600 y fue docente en el colegio Saint Andrew’s en La Paz y docente investigadora en el Instituto de Investigaciones Literarias de la Universidad Mayor de San Andrés. Actualmente, es docente en la Universidad Católica Boliviana.
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