Someter en brevedad: una Reseña de los Cuentos Ganadores del Concurso "Crispín Portugal"

 


Por: Javier Andrés Tapia

El cuento, en tanto género, se yergue como el tigre de la fauna literaria. Un kilo más -incluso uno menos- puede suponer, en nuestro caso, una incremento sustancial e innecesario en la pérdida su único objetivo: someter al lector, así sea brevemente, a la nueva realidad para él elaborada.

Precisión y contundencia son, en síntesis, las condiciones bajo las que se elabora un buen cuento; y estas son, también, las cualidades de las que gozan los textos seleccionados y reunidos en el presente volumen, en ocasión de la 2ª versión del Concurso de cuento «Crispín Portugal», organizado por la editorial Yerba Mala Cartonera, que -fiel a su consigna divergente- ofrece por esta edición a sus lectores, y al mundo en general, las nuevas propuestas de los nuevos autores de esta -también nueva- generación, desfilando por los diferentes textos las emociones y circunstancias propias a la condición humana, fuente inaprensible e inagotable de inspiración y trabajo en la larga tradición literaria.

En los cuentos Así fue el final por acá y Cuatro Plagas, se retrata con singular destreza la resiliencia a lo inevitable y ajeno, a aquello que -sin pertenecernos- nos afecta, une y distancia; en tanto que, en Pijamas y La sinfonía del puerco, se hace presente la necesidad de una realidad superior, mucho más interesante e intensa que la efectivamente experimentada; en relación a Sant Joan y El suceso, quizá el golpe sea menos evidente, pero no por ello menos efectivo. En manos del lector dejó Visita en navidad y Perspectiva cinematográfica, cuyos mecanismos no alcanzó a revelar, pero que en su misterio reside la magia inherente a todo buen relato, a la oportuna intervención de un buen artesano.

En fin, se tendría que agradecer a los organizadores del concurso, a los postulantes, al jurado calificador, a los editores del texto y a los eventuales lectores, por procurar -con su labor y aporte- abrir un boquete respiratorio en la literatura, tan anciana la pobre, de la forma en la que lo hizo Juan Carlos Onetti a otro escritor contemporáneo, tachado entonces de experimental y loco.

Este ejemplo, propio de Juan Bosch, bien puede equipararse -en precisión y contundencia- a aquel proporcionado por Julio Cortázar, quien, atribuyéndola a su vez a otro escritor argentino, concluyó indicando que un cuento, para funcionar, debe ganar -inexcusablemente- por knockout.

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