Entrevistas cartoneras: Isabel Antelo

No se muere todavía la literatura, la sostenemos unos cuantos fanáticos

Isabel Antelo nos cuenta sobre su proceso de escritura, sus autores favoritos, y su opinión sobre la literatura juvenil en Bolivia.


¿Cómo fue el proceso de creación y edición de estos cuentos? 

Ambos cuentos tienen historias interesantes. El primero era originalmente una idea para una novela en la que planeaba explorar la degeneración progresiva de un orfanato de niños a medida que diversas plagas bíblicas los atacan sin explicación. Al final edité mis ideas originales hasta convertirlas en un cuento corto, supongo que no tuve el corazón de desarrollar una idea tan cruel más a fondo. El segundo es un cuento que escribí a partir de una vaga idea que me dio un tío muy cercano. Me divertía la idea de que un fantasma acose a una gran familia, pero finalmente resulte siendo parte de ella y se sume a la alegría de una fiesta familiar, como es la navidad. Ninguno de los dos ha tenido demasiada edición, son cuentos impulso, escritos de un solo tirón y corregidos casi en el acto.

¿Hay algún tema o estilo literario que sientas que te distingue y que exploraste especialmente en estos cuentos?

Me atrae mucho el, así llamado, realismo mágico, o formulado de otra manera; las leves interrupciones de la fantasía en las historias. Ambos cuentos juegan con esto pues tienen elementos fantásticos que de algún modo forman la trama y le dan sabor, sin necesidad de ofrecer demasiadas explicaciones al respecto.

 ¿Tuviste un ritual a la hora de escribir estos cuentos?

El mismo que tengo al escribir cualquier cosa; formulo una idea en la mente que proceso una y otra vez, es decir, la imagino de manera abstracta y la desarrollo más tarde, cuando ya conozco o me he imaginado todas sus partes. Luego escribo, o intento escribir sin parar hasta poder esbozar al menos un primer esqueleto. En este caso ese no fue problema por la extensión de los cuentos.

¿Cómo se relacionan estos cuentos con tus trabajos anteriores?  

Siempre me gusta pensar que todo lo que escribo está relacionado. Ahora no puedo pensar en una conexión directa, pero sí he escrito anteriormente historias que juegan con la realidad y la fantasía y le hacen espacio en historias trágicas. Quizás más adelante me gustaría revisitar ambos en futuros escritos.

¿Qué haces cuando no escribes?

Más que nada leer. Soy una lectora muy voraz. Pero también trabajo, tengo esposo, tengo una hija, tengo mascotas. Practico natación, veo películas y tomo siestas.

¿Cuál es tu relación con tus personajes? ¿Cómo los desarrollas y les das vida?

Mis personajes son siempre una pequeña parte mía, por más ínfima que sea. Algunos resultan muy obvios por sus similitudes conmigo, pero otros son más sutiles; a veces actitudes, pequeñas memorias o sensaciones alguna vez experimentadas. Mi proceso para crearlos es a veces muy cruel, porque soy fan de las tragedias y las historias que no terminan en nada. Darles vida es la parte fácil, tengo una imaginación muy activa, por lo general cada personaje que creo tiene un buen trasfondo que yo ya he imaginado, y que a veces ni siquiera se manifiesta en lo escrito.

¿Hay algún autor o autora que haya tenido una influencia significativa en tu escritura?

Hay muchísimos. Principalmente me gustaría sentirme influenciada por grandes cuentistas como Patricio Pron o Liliana Colanzi. También quiero parecerme a Rodrigo Fresán para poder describir sueños como lo hace él o a Philip Roth que es un gigantesco escritor de memorias. A veces igual me siento como una deslavada caricatura de Georges Perec o de Roberto Bolaño, quienes han escrito las mejores novelas que he leído en mi vida. Y así una lista interminable.

¿Cómo concilias la escritura con otros aspectos de tu vida diaria?

Increíblemente mi vida literaria corre muy aparte de mi vida regular que transita entre el trabajo y la vida de familia. Supongo que diría es un espacio solitario y apartado, en el que no me obligo a nada y me doy todas las libertades posibles. Por esas mismas razones me pasa que en muchas oportunidades tengo poco y nada de tiempo para dedicarle a la escritura, por lo que intento que cada vez que pueda entregarme a ella sea con objetivos claros.

¿Cómo ves al movimiento literario juvenil en Bolivia?

Específicamente en Tarija diría que es inexistente, lo que me apena enormemente. Conozco un par de jóvenes aficionados a la literatura y grandes escritores que son fantasmas para la escena nacional y se debe principalmente al poco apoyo municipal y al desinterés de los tarijeños en general. En otras ciudades es diferente la cosa. Pienso que actualmente hay un marcado movimiento juvenil en La Paz, en Santa Cruz, en El Alto. Siempre intento comprarme libros contemporáneos de editoriales bolivianas y nunca dejo de sorprenderme del talento de la nueva ola de escritores juveniles de Bolivia. Pienso que vamos a estar bien, no se muere todavía la literatura, la sostenemos unos cuantos fanáticos.

¿Por qué participaste en el concurso de Yerba Mala?

Sigo a Yerba Mala desde hace algún tiempo, me llamaron siempre la atención sus publicaciones y en general sigo a muchas editoriales y paginas relacionadas con literatura nacional. Había escuchado hablar del concurso también, así que cuando vi las bases me decidí a escribir los dos cuentos que presenté, sin tener demasiadas expectativas. Fue un verdadero gusto saberme entre las menciones honrosas.


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