Reseñas YMC. La belleza de la cotidianidad, el arte de transformarla realidad a través de la palabra.



Por: Noelia Quispe Choque*

A menudo se busca que los poemas sean estéticos, sean delicados, que usen palabras hermosas que trasmitan un sentimiento dulce que empalaga nuestras bocas al declamarlos. Pero, ¿Qué pasa con aquellos poemas que no lo son completamente estéticos o dulces? Es que acaso la esencia de la poesía no es de ser transformadora y transmisora de sentimientos profundos a menudo incomprendidos... tal vez perdidos.


Y es que los poetas no ven un hecho como un tal, ven un trasfondo, ven ideas, pensamientos, culturas y sentimientos que no se dicen, pero se perciben. Ellos toman en sus manos la labor de creadores de voces que buscan destinos. Oídos listos para escuchar el mensaje que vuela paciente e inmutable que busca un oído, uno solo o varios, abiertos a escucharlas. Y predispuestos a sumarse a esta voz liberadora.

Es admirable como nuestra realidad, a menudo cruel y tosca, pueda hallar otra voz más delicada que le permite mostrarse sin cambiar por completo. En estos poemas no se modifican ni se le da un sentido diferente al que se pretende. Es lo que es y punto.

Se valora lo propio, lo nuestro. Las propias realidades, las propias palabras de nuestro dialecto tan variado, tan diverso, tan único y significativo. Da nuevos sentidos a lo conocido y lo desconocido lo hace ver como un amigo.

¿No es un arte eso? Valorar el talento de jóvenes que ven más con el corazón que con sus ojos. Donde los sentidos le dan un significado, pero su alma, totalmente indómita a la razón y la lógica, busca un sentido más psíquico. Con respuestas universales.

Los poemas dentro de esta nueva propuesta cartonera nos dan un poco de lo conocido, un poco de lo ya vivido, pero esta vez a través de una nueva perspectiva. Una donde la mirada busca ideales, busca la belleza o, su antítesis, la fealdad. Siempre con un objetivo principal que nada sea común, corriente sino nuevo y atractivo.

El uso de un lenguaje tan coloquial nos da entender que no se precisa usar una lenguaje estético y bello al cien por ciento. Porque los artistas, los verdaderos artistas, convierten sus entornos en mundos paradisíacos o infiernos desoladores.

Ya que él siente tanto, que a menudo se cuestiona, si todo lo bueno no es malo. Pero en el arte de escribir el límite es incalculable. Porque es inmundo limitar los talentos y lo es mucho más no disfrutar de ellos.


*Noelia Quispe Choque, estudiante de la Promoción Jolpsa '22. Amante de la literatura. Miembro del club de lectura Meraki Book Club Scz. Participante del concurso “Antología Verde - Estamos Conectados" (2020) autora del cuento ¿Por  qué se fue el agua? 



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