Artículos YMC. La búsqueda de una voz



Por: Claudia Michel*


Rodrigo Villegas debuta con Nube, su primer libro. Nada menos que 142 páginas que contienen doce cuentos. Un volumen considerable que permite tener un acercamiento al universo de este joven autor. 

Una primera publicación, es en sí misma un motivo celebratorio, dado el pequeño ecosistema literario boliviano. Sin embargo, más allá de la bienvenida y buenaventura que se le pueda desear, es importante darle su justo lugar, cosa que hará todo lector y que es el propósito de esta reseña. 


Nube es un libro exploratorio, en los relatos se evidencia una búsqueda constante por encontrar una voz propia. Como toda travesía o camino por el que se recorre por primera vez, es evidente que hay caídas, saltos ágiles, pasos en falso y también, una gran entereza.


Los cuentos poseen vitalidad como rasgo general, se trata de relatos con núcleos profundos en la mayoría de los casos, donde la fuerza parece puesta justo en el medio, en el desarrollo. Esto le da mucha energía a los cuentos y crea una expectativa creciente, que sin embargo, no todas las veces llega a buen puerto. Los finales abruptos y tajantes, pueden ser una estrategia eficaz, pero esto sólo sucede algunas veces en los cuentos de Villegas. Cuando consigue que ese tajo limpio complete el relato, sin duda hay un efecto bien logrado que deja en el lector una impresión de totalidad y asombro.


El camino de búsqueda del autor se evidencia también en un juego constante con la adjetivación, la combinación clásica entre sujeto y predicado muestra maniobras osadas, poco convencionales: “pies con dedos como cáscaras”, “las prefería así, distantes de mi periferia”, “sus cabellos eran lágrimas rojas”. Esto muchas veces aporta a una construcción interesante del relato, pero muchas otras confunde. Parecen meros ejercicios escriturales que no aportan al relato sino que lo complican y empantanan.


Siguiendo -tal vez de manera inconsciente- temáticas que tocan autores paceños contemporáneos, el autor toma también a la mujer que abandona, como personaje detonante, quien es responsable del colapso de la vida de hombres casi siempre sufrientes, dolidos o cuya vida es destruida por ellas. En Fotografías el solo hallazgo de la instantánea de una abuela ausente, provoca que el protagonista pierda para siempre el contacto con su padre. En Fogata la madre deja al hijo en medio de una gran desgracia familiar y esto contribuye al desenlace fatal. En Ventana el protagonista presa del pánico ante el abandono de su pareja, se pone en riesgo fatal. En once de los doce cuentos las mujeres dejan a los hijos o esposos, o en el mejor de los casos, mueren. Llama la atención los tipos de relaciones recurrentes que construye Rodrigo. Siempre dramáticos, con mujeres desalmadas y hombres víctimas. Excepto en Espina, relato que cierra el libro.


Lo anterior está ligado a una constante concepción del amor, donde el matrimonio y la unión de pareja son el ideal frustrado de los personajes, todos ellos buscan: “rehacer su vida”, “encontrar el amor”. La única concesión que matiza esta visión Televisa de las relaciones de pareja, es cuando cogen. Aunque el coito es referido como “hacer el amor”, en algunas ocasiones los personajes solo cogen y esto le da un realismo necesario y menos melodramático a los cuentos.


Se puede crear un universo a través de los clichés, tener una propuesta literaria a partir de ellos, pero no están libres de una connotación conservadora que en el caso de Nube, el autor no ha podido trabajar suficiente para sacarlos de la esfera de telenovela y darles un giro distinto.


Tanto temáticas como personajes no tienen que estar acordes a las tendencias del momento. No se trata de escribir de mujeres empoderadas, ni de hombres aliades, pero si se eligen estos y temáticas prototipo, tendrá que haber mucho más en la propuesta para que el valor literario no se limite. 


Una exploración interesante que hace Villegas, y promete ser su veta más jugosa, es la construcción de un ritmo, cierto tono breve, a ratos tajante que logra una cadencia propia. Las oraciones cortas, los puntos seguidos, uno tras otros, otorgan al fraseo breve un contrapunto que condice con la vitalidad del más de centenar de hojas que componen el libro.


El camino emprendido por Rodrigo recién comienza, el primer paso está dado. Así, los aciertos y tropezones solo pueden contribuir al empuje necesario para continuar.


*Claudia A. Michel Flores (Potosí, Bolivia, 1980). Textos suyos han sido parte de las antologías Las Adelas (Yerba Mala Cartonera, 2008), F/22 Antología de poesía cochabambina (La Ubre Amarga, 2011) y Pero mis brazos insisten en abrazar el mundo (Tata Danzanti, 2020). El 2018 gana el Concurso de Dramaturgia del Municipio de Cochabamba con la obra Paralelo 23°. El mismo año obtiene el Premio Eduardo Abaroa en la categoría libro de cuentos, con Cambio de rasante. Su cuento Cinco minutos obtuvo el 2do lugar en el Concurso Municipal de Literatura Franz Tamayo 2020.

   


  


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