Entrevistas Cartoneras - Francisco Ide
Francisco Ide hablando sobre la naturaleza humana, las no influencias a la hora de escribir y su opinión acerca de las editoriales independientes
Por: Equipo Yerba Mala
Fotografía. Emiliano Valenzuela |
Poemas para Michael
Jordan (Ajiaco Ediciones) y Yakuza (Cinosargo, Yerba Mala Cartonera) han salido con poco intervalo de tiempo ¿Cómo lograste cambiar
el chip para escribir cada poemario? ¿Consideras que has tenido una etapa muy prolífica?
Estuve escribiendo Yakuza algo así como dos años. Ya casi en la etapa final
de ese proceso empecé el libro de Jordan, que me tomó un par de meses. Entonces
la escritura simultánea de esos libros duró un tiempo relativamente corto.
Convivieron un tiempo corto. Luego fue pura corrección. En relación a mi
biografía, el primero tiene que ver con la pérdida amorosa y el segundo con el
cuerpo, la alegría, el amor. Se entiende.
¿Es Yakuza un poemario
violento?
Claro, lo es en varios sentidos. En un sentido general, toda creación
humana es huella de violencia. Nuestra naturaleza es tremendamente violenta.
Somos naturalmente viles, tendemos hacia la comodidad, buscamos someter al otro
en la escala que sea. Nos movemos con propensión a la jerarquía. Nuestra
sociedad capitalista es violenta y está alienada porque el capitalismo y el
mercado utilizan y promueven estas condiciones. Las promueven, pero no las
crean, digamos. Somos crueles porque estamos atormentados con la muerte,
entonces no pensamos en la muerte y vivimos como unos hijos de puta. Por eso
existen corrientes de pensamiento tan antiguas como el budismo, que nos dice
cosas básicas como que la verdad de la existencia es el sufrimiento, que hay
que pensar en la muerte, entrenar la mente, lograr el autocontrol, la
disciplina, practicar la compasión, conducirse amorosamente. Nuestra naturaleza
es vil y violenta. El otro aspecto de nosotros hay que desarrollarlo mediante
un trabajo consciente. De alguna forma la escritura es un espacio que nos hace
más conscientes de nosotros y del mundo. Por eso en los textos está la huella
de todo lo que somos, de nuestra violencia primigenia, antigua. Entonces claro.
Sólo tenía ganas de decir esto. Por supuesto también es violento en su
superficie. Yo quería escribir poemas de acción, con persecuciones en auto,
cabezas que explotan, tatuajes, y una gran cantidad de sangre. Entonces está
presente toda esa violencia convencional y cinematográfica. Al estilo de Miike
y Cronenberg. Una violencia que no es realmente violenta. Vemos decapitaciones
en internet, niños jugando con cabezas degolladas a la pelota. Eso ha pasado
siempre, solo que ahora tenemos cámaras en el bolsillo. Las épocas de hipercorrección
se escandalizan cínicamente con imágenes que en realidad (por su distancia)
solo provocan cierto placer estético. No puede ser de otra forma, creo. Ya
estamos o debiéramos estar curtidos contra el horror de la realidad. El
realista horror de la realidad.
¿Cuál es el peso que
tuvieron tus experiencias a la hora de escribir este libro?
El amor de pronto se tornó un exilio y el exilio la obligación de
reaprenderlo todo, desde cero. Tener que aprender un nuevo lenguaje, nuevos
códigos. Esa experiencia conectó con la figura del inmigrante.
¿Qué autores han
influenciado en este poemario y cuales predominan por lo general en tu forma de
escribir?
Todo lo que me parece en un momento relevante de ver o leer, todo lo que abre reflexiones o
despierta imágenes y sentidos, es una influencia. Incluso las cosas que no me
gustan. El desprecio por ejemplo, puede ser muy productivo. Conectas con algo
que no quieres. Eso es el negativo de lo que sí quieres. A veces sólo puedes
llegar a una forma más o menos satisfactoria de decir algo mediante esta crisis
de sentido. Entonces mi influencia es todo lo que me gusta y todo lo que no me
gusta. Todo lo que no me sirvió en realidad sí me sirvió. Para escribir Yakuza
me sirvió mucho leer a Mishima y no me sirvió nada leer a Kawabata. Pero Kawabata
me sirvió mucho, por defecto, para escribir Jordan.
En cuanto a la poesía en general, creo que me dejé contaminar por la forma
de pensar de e. e. cummings. Es una de mis personas muertas favoritas en el
mundo.
¿Considerarías a Yakuza
como una obra de ficción? ¿O dentro que temática o estilo definirías tu
trabajo?
En ningún caso consideraría un texto literario como no-ficción, a pesar de
los aspectos de realidad que pueda tener. Para mí eso es extensible a todo. Hay
cosas que durante un periodo se aceptan
como verdades. O algo tomado por falso de pronto es una certeza. Los paradigmas
cambian. Creo que realmente no sabemos nada del mundo, nos movemos en base a
intuiciones, teorías y deseos. Mediante la creatividad, en el fondo. Todo mi sistema
de creencias puede ser totalmente falso, toda mi relación con la realidad puede
ser (y de hecho, creo que es) pura ilusión. Entonces ¿qué mierda no es ficción?
Todo es un relato o varios relatos, sobre los que tomamos una postura. Decir
que la existencia es más profunda que la mera experiencia vital y la
contingencia, por ejemplo, es tomar una postura. Adivina.
Respecto a lo otro: la cuestión de los estilos y las tendencias y otras
taxonomías son cero vitales, por lo tanto no me interesan. Escribo como mejor
me sale, tratando de escribir lo que me gustaría leer. La temática es el amor,
por supuesto. Siempre escribo sobre amor y “algo”. Yakuza es sobre amor y
crimen.
¿Cuál es tu opinión de
las editoriales independientes? ¿Cual crees que es el mejor medio de difusión
de tu trabajo?
En chile hay muchas editoriales
independientes que hacen un buen trabajo. Por editorial independiente entiendo
una editorial que busca posicionarse en un mercado que las editoriales grandes
no explotan. En ese sentido todo lo que publican es una apuesta. Mucho del
material más interesante (en la mayoría de los casos, el menos comercial) que
se produce literariamente en Chile, está publicado por estas editoriales. Creo
que la única contradicción está entre la forma en que se pelean un mercado y el
trato con los autores. Se da mucho que para el business son “micro-empresas-editoriales”,
“emprendimientos”, etc. Pero para pagarle al autor en proporción a los libros
vendidos son “independientes”. He visto casos en que la relación
editorial-autor es de absoluta manipulación emocional. No le cobran al autor,
le regalan 10 libros y listo. Le “hicieron un favor”. Eso es mierda. Pero hay
mierda peor: editoriales que le cobran al autor, le dan el 10% del tiraje en libros
y chao. Creo que esto se da por falta de información en ambas partes. Por un
lado las editoriales imitan las prácticas y tratos ya instalados, en lugar de
averiguar la forma más correcta. Y por otro lado los autores son tan
emocionalmente débiles, tienen tanta expectativa de su obra, que son capaces de
regalar sus textos con tal de ser publicados. Por suerte esto se está acabando.
Hoy existe la Cooperativa de editores y el Sindicado de escritores (SUDEC).
Creo que eso ayudará mucho. En el fondo tienen que pelear juntos, para el
beneficio y dignidad de ambas partes.
Creo que todos los medios de difusión son buenos. A mí me gusta
el texto impreso, entonces prefiero los libros, en el formato que sea. Quizás
es un arcaísmo, pero me parece más humano, hay una relación de contacto
verdadero. Pero la difusión por internet también es muy necesaria e importante.
Si no fuera por internet nos perderíamos muchísimos textos de gente de otras
geografías. Me gusta el formato que tienen ustedes, por ejemplo. Hacen libros
accesibles y humanos, impresos. Y también tienen todo el catálogo en internet.
Eso para mí es ideal, porque no se está pensando con una lógica de mercado, o con
una “moral” de mercado más bien. Porque en realidad, por lo que he visto, el
papel no compite con el libro digital. En general uno quiere tener el libro
físicamente, aunque esté completo en internet.
El medio que menos me gusta es la
lectura en vivo. Creo que es incómodo para todos cuando alguien termina de leer
un texto en voz alta. Es todavía más incómodo cuando alguien recita el texto de
memoria y con impostación de la voz. Creo que sirve muy poco, aunque a veces,
contadas veces, funcione para todos.
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