Una carta de Miguel Lundin Peredo

Pocas veces recibimos una carta llena de este tipo de emociones, nos permitimos publicarla porque en ella se encierran no sólo esos vínculos hechos en la distancia, sino también el amor a la literatura.

Estimados amigos:

El día miércoles 14 de noviembre estaba viajando en auto al lado de unos amigos por una carretera sueca, comenzó a nevar y por alguna extraña razón de la vida me dormí, cuando desperté, el auto comenzaba a dar muchas vueltas y yo no comprendía nada, abrí mis ojos y sólo escuche gritos. Mi amigo llamado Vejdin de origen turco era el que conducía el auto Saab, cerré los ojos y desperté cuando todo había acabado. Al salir del auto solo vi a mi amigo Tejan sentado y lamentándose de la tragedia. Me había lastimado la mano derecha, tuve suerte podría decir, aunque no creo en la suerte. La ambulancia llegó desde Växjo, una ciudad situada en Småland, me dieron primeros auxilios porque estaba sentado adelante del auto al lado del conductor.

Me realizaron radiografías para ver si me había dañado algún hueso de mi columna vertebral y cuando después de varias horas de espera en el hospital recibí una respuesta positiva, la doctora me vio y pudo ver en mí la alegría de haber sobrevivido. Esta no es una narración lúndica, no es ficción, esto es tan real como la guerra en Irak.

Di gracias a Dios y no a la suerte, de regreso a Varberg, sentado en el interior del tren, meditaba sobre este accidente que tuve que protagonizar, comprendí que la vida es el más bello regalo que he conocido, recordé los labios de novias de mi pasado adolescente, las caricias de mi abuela, las palabras que me dijeron mis amadas, mis primeras travesuras; recordé casi toda mi vida en un viaje de tren de seis horas. No sabía si reír o llorar, opté por la primera opción. Reí, hice chistes con mis amigos, es mi mecanismo de defensa ante cualquier tragedia que vivo, reírme del dolor antes que el dolor se ría de mí.

Comprendí que ustedes, mis colegas escritores de Yerba Mala Cartonera, son los mejores amigos virtuales que la vida me ha entregado, comprendí que nada en la vida es totalmente seguro, cualquier evento puede cambiar la vida propia y este evento me ha marcado. Es extraño que antes del accidente pensara que Stephen King casi había muerto en un accidente de auto antes de escribir su novela llamada Buick 8. La vida de los escritores muchas veces tienen extrañas coincidencias.

Escribiré sobre este accidente, narraré los detalles y les entregaré a mis amigos de Yerba Mala Cartonera el honor de publicar esta futura historia de non-fiction.

Gracias Dios por haberme abierto los ojos en un sendero de oscuridad y muerte, gracias a la vida por haber reclamado el derecho a amar mi cuerpo en un túnel de dolor y desesperación.

Soy boliviano, soy escritor y soy un hombre que cree en Dios.

Saludos Lundicos

Comentarios

  1. Anónimo2:14 p.m.

    hola amigos, nos gusta mucho el blog que estan haciendo y en especial puedo conocer a Crispin a traves de las fotos que me parecen muy bonitas y tristes. Nos gustaria contactarnos con ustedes. Pero no tenemos su mail. bellezacartonera hotmail.com
    somos de eloisa cartonera. saludos
    cucurto y maria

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