Reciclando el Taller

¿Qué queda atrás de un espacio deshabitado? ¿Qué nos dice la marca en el piso de una mesa, una computadora Pentium IV que no se movió por años, ni cedió ante la escoba y su fiel basurero? ¿Cuándo terminamos de cerrar un cajón?  ¿Qué nos trae realmente un cambio?

Luego de casi 2 años y medio, La Yerba Mala se mudó.

El taller Cartonero que gozaba de una espléndida vista del cristo en la avenida Oquendo, un lugar en el que “Románticamente bajaban los rayos del sol para iluminar ilustres mentes, que cada sábado se reunían para producir e imprimir literatura de dioses”, antes de apretar sus manos contra el bolsillo para encontrarse placer y un monedero vacío y deshilado. Ahora se encuentra estratégicamente ubicado en alguna intersección  de la Avenida Heroínas, enfrente de una editorial enemiga sin que ellos lo sepan. (Al mero estilo Snowden).

Llega un nuevo Semestre, y con el los inminentes cambios que refrescan un equipo con el reto ahora de salir de su zona de confort, y despegar la maquinaria cartonera, ahora más que nunca, con la insignia de generar una actitud desafiante en la literatura y nuestra sociedad.



Porque los Cambios son siempre justos y necesarios, ahora y más que nunca:

Yerba Mala Nunca Muere.

Todo, incluso nuestro frasquito de groserías fue parte del traslado del Taller Cartonero

 

 



Comentarios

  1. ánimo infinito para no quedarse en las trancaderas,

    abrazo ignífugo por si la chamusquina asoma

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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