DESPUÉS DE LA TORMENTA. Reflexiones en torno a los tamayos y destamayados


La noche de lunes 24 de noviembre, en el Etno café, se evidenció una cosa: la literatura paceña (y digo paceña porque a estas alturas de nuestra historia es difícil llamarla boliviana) está tan saludable como nunca.

Un grupo (en el que me incluyo) salió con una propuesta crítica hacía la “idea” de declarar desierto el concurso Franz Tamayo 2008. Propuesta que por muchos años ha sido débil o directamente nula.

Durante los últimos años (con el nacimiento de la Editorial Yerba mala Cartonera y la contra-feria del libro), la contra-cultura (o anti-cultura, o a-cultura, como quiera llamarse) literaria a empezado a tomar forma. De una propuesta “sin norte” (como la calificaron algunos académicos en su momento) a una propuesta nueva y revitalizada que ha comenzado a cuestionar la literatura “oficial” desde, ya no su marginación, sino una oficialidad otorgada por la apertura de los mismos medios “oficiales”.

Haber declarado desierto un concurso de cuento de tal magnitud no sólo muestra salud, sino muestra que los tiempos cambian. Que la manera de hacer literatura cambia.

Hace poco tiempo cuando alguien salía insultando el trabajo de otro (que no es critica sino amargura o simple vanidad) todos callaban, nadie defendía la labor del escritor acallado por la dura oficialidad (oficialidad que por cierto nunca propuso nada).

Este año las cosas han empezado a tomar otro rumbo. La otra oficialidad a empezado a tomar pasos. El Antitamayocho (como se ha denominado) ha cuestionado muchas cosas, de las cuales salvo las siguientes:

1. Cuestionar el canon literario
El canon literario en la Paz (es que es muy difícil llamarlo boliviano) está caduco. Ha llegado la hora de replantearlo. El hecho de que un jurado declare ciento cincuenta cuentos como malos hace pensar que o ciento y pico personas andan mal de la cabeza o cinco escritores no quieren aceptar que la manera de hacer literatura ha cambiado.

2. Cuestionar a los ganadores de premios hasta este momento
Este cuestionamiento no va a su escritura sino a como han utilizado su posición para hacer algo por la salubridad de la literatura boliviana (y ahora si me refiero a ella porque englobo a escritores de distintas partes de Bolivia, que sólo han disfrutado su posición y no han aportado en nada al desarrollo de la cultura). Muchos han publicado han ganado premios han viajado haciéndose conocer pero y ¿han generado movimientos? ¿han generado escuelas?. Si se teme por una salud de la literatura paceña es porque sus “doctores” no han sabido curado el mal en su momento.

3. Cuestionar la propuesta de la literatura “oficial”
El que muchos escritores con posición para hacer algo por la salud de la literatura, no hayan hecho nada, hace pensar en la falta de iniciativa y de ganas por hacer que la literatura paceña o cruceña o cochabambina brille. La falta de propuestas, de proyectos culturales, de nortes literarios demuestra que la literatura “oficial” hasta ahora no ha propuesto nada.

4. Cuestionar el sistema educativo
Ciento cincuenta malos escritores son ciento cincuenta problemas educativos. El lenguaje en La Paz y en toda Bolivia no está siendo tomado en cuenta. Es la muestra de que los bolivianos no sabemos leer ni escribir. Ese es un grave problema (que hubiera sido solucionado si una bola de escritores ganadores de concursos se hubieran reunido y unido para hacer propuestas culturales-educativas y hubieran molestado a sus allegados para hacer algo por la educación y la literatura).

5. Cuestionarnos, como “nueva oficialidad”, si queremos seguir en las mismas
Estamos en un punto crucial, se ha destapado la caja de Pandora, a partir de aquí es pensar en la nueva propuesta, no aquella heredada de nuestros ancestros, no aquella que bloquea, insulta y atropella, no aquella que se duerme en sus laureles esperando que su ego se hinche y explote bañando con sabiduría al vulgo. Ha llegado la hora de seguir proponiendo desde una oficialidad sin premios y sin méritos. Desde una oficialidad que colabore a las futuras generaciones de escritores (sin mezquindades y miramientos). Desde una oficialidad que eduque y se eduque. Si Franz Tamayo proponía una nueva pedagogía nacional, que los destamayados (que somos miles) propongamos una novísima pedagogía nacional (educar desde la literatura, desde las realidades inmediatas, desde abajo)

Cuestionar algo más
Si la crítica literaria ha buscado nuevas voces en la literatura boliviana, que se actualice, que dejen de endiosar a los muertos y comiencen a leer nueva crítica latinoamericana y mundial (a esa denominada de la periferia), que dejen de poner sus ojos en la literatura escrita por los dinosaurios y estudien a esos escritores imberbes y malos. Que dejen de ocultarse (también en su fama) y colaboren a darle una rebosante sonrisa a Franz Tamayo. Que no sólo critiquen con una mueca socarrona y un desdén en su rostro sino articulen sus palabras en sus medios de comunicación, que dejen de leer a Borges, Shakespeare, y Sófocles y lean a Cucurto, a Lemebel, a Crispín Portugal, a Víctor Hugo Viscarra, a Roberto Bolaño. Que participen de los concursos (porque se necesita críticos no sólo criticones) como jurados y así no solamente digan: nadie bueno, ni siquiera uno hay en este lugar (después viene la lluvia de azufre y la mujer convertida en sal). Que abran sus mentes a la nueva ola, que se posmodernicen, se transmodernicen, que dejen el romanticismo y vuelquen sus saberes al pueblo. Y sino hay críticos dispuestos, que los nuevos críticos que puedan surgir en le futuro dejen de leer a Genette y lean a Said, Cornejo Polar y Bordieu.

Finalmente quiero decir que “los destamayados” es una propuesta, no es sólo una broma (creo que la literatura es una joda muy seria) y que ya se ha dado un paso, un paso hacía adelante, a partir de aquí es donde se debe construir, a partir de aquí es donde la nueva literatura debe nacer (párrafos atrás dije que había nacido, sin embargo creo que si asumimos eso podemos dormirnos, es mejor pensar que cada día debe nacer).

La paz 25 de noviembre de 2008

Gabriel Llanos C.
Escritor publicado por la Yerba Mala Cartonera

Comentarios

  1. Anónimo3:10 p.m.

    lamentos de un perdedor

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  2. Anónimo4:44 p.m.

    Es posible, pero es mejor aprovechar esta ola para coger impulso -algo de cierto existe entre esos parrafos "perdedores"-, que si no, nada ha cambiado. Mucha penita daria si solo le hacemos caso a los "ganadores" e infravaloramos al resto de las voces de este alejado lugar del mundo. Es hora que los verdaderos: cholos, chojchos, cambalaches, chojchalos, maldicientes, enanos, fenomenos de circo, cojos, tuertos, jorobados y panzones salgan de su complaciente piedra y expresen su sentir, que aqui tampoco se esta de acuerdo con lo hecho por nuestros "estimados criticos bienhechores".

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  3. Anónimo5:00 p.m.

    Me parece bien. Ya lo dije antes por facebook y lo repito, me parece muy buena propuesta y si genera algún tipo de reacción será incluso mejor.

    Apoyo sobre todo al punto de la educación. Es claro que el problema de la literatura nacional (no entiendo por qué el artículo se centra en la paceña), que uno de los mayores problemas del país, en realidad, tiene que ver con una educación terriblemente deficiente.

    Si esta iniciativa genera alguna acción que termine influenciando la currícula y la calidad de la instrucción básica y media sería, sin embargo, definitivamente heroico. La noción, fuera de eso, me parece definitivamente ineludible. Esto (la polémica levantada en torno al Franz Tamayo) es también en cierta forma el reflejo de un drama mucho mayor, que sobrepasa con mucho la esfera de las letras o lo literario para mostrarnos, descarnado, un panorama casi desolador: la magnitud de nuestra desnudez.

    Lo que no comparto, sin embargo, es el proponer centrarse en algunos nombres y apellidos olvidándose de otros, y al mismo tiempo proponer una dinámica de cambio constante. El cambio, bienvenido, pero no puede serlo (es ilógico) a condición de leer sólo éste o aquel autor determinado, sobretodo cuando las propuestas mencionadas, como la de Lemebel, se encuentran al lado de Bolaño para proponer obviar a Borges (un absurdo desde cualquier punto de vista).

    Nombrar en una categoría a gente como Victor hugo Viscarra y Bolaño; proponer a Bordieu como algún tipo de solución innovadora; proponer olvidar a Shakespeare que es uno de los escritores fundacionales de la literatura universal, no tiene ningún sentido ni rigor. Ni historiográfico ni estilístico. No lo considero una propuesta válida. El autor parece querer negar la tradición de cualquier manera por el sólo hecho de negar.

    Tampoco considero correcto el hablar de algún tipo de "canon" en la literatura nacional. Si existe, ¿cuáles son sus componentes? ¿De acuerdo a qué criterios está definido? ¿Cómo sus miembros, los autores canónicos -Saenz?, Cerruto?, el mismo Tamayo?-, se diferencian de los relativamente más actuales con apenas 20 o 25 años de diferencia (con excepción de Tamayo) y un panorama literario en el que nunca han habido corrientes ni escuelas que permitan diferenciar obras fundacionales o representativas, más allá de algún ligero ahondamiento por pate de una crítica absolutamente desarticulada? ¿Cómo, por último, puede hablarse de canon en la literatura nacional si al mismo tiempo se dice que nunca ha habido una crítica que lo propicie (lo que, esta vez, sí considero cierto)?

    Sería, tal vez, interesante, generar algún tipo de propuesta en común. Sin embargo, no sé si una editorial, la Yerba Mala, pueda tener alguna línea ideológica, fuera de lo de cartonera, que no comprometa su prestigio editorial.

    Por lo demás, apoyo totalmente la idea y el movimiento (o sentimiento) de YM. Como dije, tal vez sería interesante plantear algo en común, algún tipo de reacción a un sistema (sobre todo educativo) que ha probado sobradamente ser un racaso.

    Un abrazo,

    sebastián

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  4. Gabriel, muy interesante tu post. Concuerdo contigo en muchos aspectos, pero también tengo algunas observaciones respecto a otros:

    1. Cuestionar el canon literario
    Primero, no creo que declarar desierto un premio implique alguna deficiencia mental de los concursantes, ni que los miembros del jurado sean reaccionarios. Si hubiera habido un ganador, ¿los 148 restantes estarían mal de la cabeza? Tal vez esos 148 también hubiesen considerado que el jurado no acepta la nueva literatura. En fin, con ganador o sin él, jamás habrá una opinión unánime sobre el veredicto de un premio.

    2. Cuestionar a los ganadores de premios hasta este momento
    ¿Por qué cuestionar a los ganadores de premios? Siempre he creído que los premios no garantizan la calidad del escritor; es más, ni siquiera confieren el título de escritor. En ese sentido, tampoco se puede esperar que alguien, sólo por el hecho de haber ganado un premio, genere tendencias, escuelas o movimientos. Por otra parte, aquellos que han confirmado el mérito de su premio a través de obras posteriores tampoco están obligados a ser maestros o guías de las nuevas generaciones; de hecho, ningún escritor está obligado a ello. Y quizás es mejor que los “doctores” no hayan generado escuela, ya que, si lo hubieran hecho, hoy no habría, como tú dices, una nueva manera de hacer literatura.

    3. Cuestionar la propuesta de la literatura “oficial”
    ¿Qué se entiende por “literatura oficial”? ¿Quién o quiénes determinan ese estatus? Siguiendo tu hilo argumentativo, podría inferir que los ganadores de premios son parte de esa “literatura oficial”, pero, ¿por qué? Honestamente, no entiendo el término. Por otra parte, es injusto hablar de “falta de iniciativa”, porque no sabemos si efectivamente es así; tal vez sí hay iniciativas, pero no tienen respaldo ni acogida y, por eso mismo, no nos enteramos de ellas. Te pongo como ejemplo los lunes de “literatura en vivo” en el Etno; esa actividad la iniciamos con Pedro Grossman y Pablo Alanes, intentando crear un espacio donde la gente pudiese tener una experiencia literaria distinta y, además, donde los escritores noveles pudiesen dar a conocer sus textos; por eso mismo, durante el año y medio que coordiné las veladas, sólo dos veces invitamos a autores consagrados, privilegiando la participación de muchos jóvenes escritores, sin discriminar estilos, géneros o temáticas. Y tú recordarás que, hace algunos meses, cuando varios estudiantes de literatura acudieron a una velada, yo los invité a participar y muchos se apuntaron, de tal forma que teníamos un calendario de lecturas para, por lo menos, dos meses; sin embargo, de todos ellos, sólo tú y Óscar Coaquira cumplieron. Con este ejemplo, me refiero a que tal vez sí hay iniciativas, pero no sirven de nada si los directos beneficiarios no tienen, a su vez, la iniciativa de participar de ellas.

    4. Cuestionar el sistema educativo
    Tienes toda la razón sobre la enseñanza del lenguaje en Bolivia. Lamentablemente, la mayoría de los colegios privilegia la enseñanza de ciencias exactas, descuidando algo tan básico y primordial como el lenguaje. Pero creo que exageras al decir que este problema se hubiera solucionado si “una bola de escritores” habría hecho propuestas educativas. Al decir eso, directamente culpas a los ganadores de concursos del estado crítico de la educación nacional, lo cual, sumado a otras de tus opiniones, hace pensar que tienes algo personal contra los “premiados”, y obviamente, no es así, ya que tú mismo concursaste en el Tamayo; es decir, quisiste ser un “premiado”.

    5. Cuestionarnos, como “nueva oficialidad”, si queremos seguir en las mismas
    Nuevamente, tropiezo con el concepto de “oficialidad” de la literatura; sin embargo, concuerdo plenamente contigo en que es necesario asumir una nueva postura, una nueva actitud, sin mezquindades, sin hipocresía, y sí con solidaridad, honestidad y crítica.

    Cuestionar algo más
    Estoy de acuerdo en que la crítica debe actualizarse y ensanchar sus horizontes de lectura, pero no de la manera que propones. Si se deja de leer a algunos para sólo leer a otros, no hay crecimiento, simplemente hay un desplazamiento. Quienes sólo leen a Borges, Shakespeare, Sófocles, Cervantes y Joyce tienen las mismas limitaciones de los que sólo leen a Curcuto, Lemebel, Portugal, Viscarra y Bolaño. Mejor sería, creo, que se leyese de todo un poco.

    Bueno, para finalizar, te mando un abrazo. El lunes iré al Etno para que podamos conversar en “vivo y directo”; realmente has planteado cuestiones interesantes que merecen discutirse. Eso, precisamente, ya es una iniciativa: generar debate. Te felicito por ella.

    Willy Camacho

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  5. Anónimo3:05 p.m.

    si el problema es la EDUCACION (cosa innegable) entonces:

    ¿por que no se educa???? ....

    ahora si existe X personaje que escribe un texto y participa de una convocatoria, lo minimo que se podria hacer de parte de la gente que es JURADO CALIFICADOR y que por demas se entiende que es gente ESTUDIADA en la materia, es que se le devuelva su trabajo indicandole (de la manera como les convenga) la FALLA que tiene.

    llamar a unos cursos o talleres de LITERATURA y todo lo realacionado con esta materia, no seria tan mala idea, peroooooo ¿se los hace??? ...

    ¿entonces el problema no es la educacion del: pesimo, malo o novato etc etc, seudo escritor, si no de los que supuestamente estan EDUCADOS en la materia??? ....

    en fin ......

    saludos WAYNUCHO

    pd.- por ultimo: ... ¿se debe escribir segun el gusto de los JURADOS???

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  6. Anónimo8:50 p.m.

    A mi me parece que el debate central es "que entendemos como literatura". El problema educativo y formativo es algo conocido y debe tratarse con la seriedad que un caso asi amerita. Un aporte podria darse de parte de los "escritores conocidos", que mas parece que se ocuparan de cosas un tanto mas mundanas y utilitarias, dejando de lado la educacion a los maestros -una labor y un oficio un tanto "humildes"-; pero, que hay sus dignisimas excepciones en el gremio de escribidores, eso que ni que.
    El pelo en la sopa es: que andan haciendo por enahis los escritores, que se cuece por alli, que se lee y que se compra a nivel Bolivia. Si la cuentistica que se mostro en el ultimo concurso Tamayo es, a decir de los jurados, "mala"; ese divorcio de lo que se esta haciendo con los parametros del jurado es un indicador que ¿existe una literatura "under"?, esperemos que si. ¿Imaginense si los escritores que participaron en el concurso son jovenes? o ¿Imaginense si muchos de ellos tienen la edad de nuestros "jovenes jurados"? Osea.
    Desde luego que han de haber cuentos malos, desde luego que algunos se han escrito sin mucho rigor; pero, ¿y el resto my friends?
    Me animaria a decir que: al reconocido y vilipendiado Viscarrita lo hubieran arrinconado en el olvido de los concursos literarios, de repente al señor Coelho, escritor de autoayuda, si hubiese nacido en Bolivia, lo hubieran censurado con una ironica sonrisa. Se trata de romper la antigua lucha de la gran literatura y la literatura para el gran publico; que todos tienen derecho a la existencia en el mundo editorial. Y de repente, abrirnos en criterios en cuanto a propuestas y lecturas. Dejemonos de imposiciones y soberbia, por favor!

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  7. Que venga el hijo bastardo, el aborto literario, el casi... que con seguridad no ha de ser tal, pues los jurados son personas (5 de 9 millones) y su gusto más allá de las autojustificaciones (innecesarias ya que lo que se dijo se dijo nomás)es sólo de su pertenencia. La literatura boliviana camina saludable, y con seguridad Don Franz también leería a los marginados... Saludos Yerba Mala

    Alvaro

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  8. Anónimo8:51 p.m.

    Digan lo que digan, en todo tiempo y lugar sólo hay gente que se dedica a perder el tiempo que otros ganan.

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  9. Anónimo8:56 p.m.

    Criticar es fácil, ser criticado cosa detestable para muchos. Juzgar es fácil, ser juzgado no tan fácil.

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  10. Lamentablemente no hay que criticar a la educación, sino a la forma con la que se trata...
    Educación no es lo que se está haciendo ahora en los colegios, y sí, puede ser que son 150 problemas educativos, pero todos están dirigidos a estos tres elementos pedagógicos:
    - Ortografía,pues existieron cuentos en los Destamayados que estaban con mala ortografía, falencias, discordancias, y otros, y si estaban allí, peor de los que no se contaron realmente.
    - Seriedad linguistica, o revisión, pues es penoso que casi todos los cuentitos tengan más poesía que algo que contar: hasta Bioy Cásares lo decía: el objetivo es contar historias, no hacer que los párrafos parezcan bonitos.
    - Y la concordancia, sí, hasta a los mejores les pasa, y creo que el marqués de Sade lo dijo en un prólogo: no es cuestión de contar nomás, sino crear una coherencia misma; por ejemplo, hay un cuento de los anteriores premiados titulado "onoff"... y déjenme decirles que me pareció una MIERDA DE CUENTO, y sí, era una de las menciones... creo el 2004 o el 2005...
    Bueno, serán ciento cincuenta formas de ver nuestro estado actual educativo, claro, si las profesoras en los colegios siguen haciéndonos leer a Cuauthémoc Sánchez...
    Pero mencionar que son ciento cincuenta problemas educativos, creo que es exagerar. Es como ver a muchas virlochas, pero con distintos vestidos...
    Pero sí: que yo sepa, y no es ser ofensivo, la yerbamala cartonera debería publicar libros más largos que los relatos de cincuenta o sesenta paginitas: háganse respetar; alguien allí escribirá a más de cien páginas; repito, no es mi intención decirles perdedores o cojudos ni nada parecido: tengo ganas de leer algo más que fascículos de veinte o cincuenta págs.
    Espero que me escuchen...
    Y adelante pues...

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