DESOLACIONES (A la memoria de Crispín Portugal)

Duerme ahora, Crispín.
Duerme, amigo.
Duerme, es el tiempo
sordo y somnoliento,
en esa quietud blanda de la muerte,
azotando el bajel,
dejando de remozar.

Duerme, es ésta tu inánime noche
donde hay voces de inquietud
y llantos de tristeza.
En este sendero puedo dibujar
tu rostro, tu imagen de juventud,
vislumbrar un instante.

Duerme, inalcanzable,
con ese silencio imposible de nombrar,
en un vergel, donde están las almas.
Súbitamente, acariciando las murallas
de este mar de cumbres,
en el día ominoso de tu huida sin adiós.

Qué perfume ostenta el cielo,
qué añoranza ésta, que terca ilusión
de los poetas.
Duerme, es un tiempo cuál sereno.
Invencible el sueño te alejó de nosotros.

Es lo dispuesto ahora, oh, amigo, qué violencia,
qué conflagración humana,
que lluvia cáustica cae, que dolor nos abisma.
¿Por qué?, me pregunto, acongojado,
te fuiste y nos dejas.

Duerme, se cierra una flor esta noche.
Levanta vuelo un halcón hacia la tarde.
Es un recuerdo ahora tu nombre, qué cielo gris
te envuelve, qué oscuridad te usurpa?
qué consolación ausente.

El tiempo pasa, ocasos y mañanas.
El tiempo se lleva todo, se lleva a los amigos, algo como la esperanza.
El tiempo pasa y el mundo…

nada puede hacer, mi voz clama con el viento.
Debo demostrarte que si puedo, que si puedo arrancarle un verso al mundo.
Pero duele ésta tu partida
como un puñal en el pecho.

Duerme ahora, amigo mío.
Hay paz en la tierra y en los cielos.
Un pájaro, un reloj, un árbol,
el viento golpea los árboles del camino.
Algo queda, tu recuerdo.

Mira, lleno de gestos, de impresiones, de sentimientos
te fuiste. Que sitios te acogen ahora.
En que lugar declinaste, en que sitio te sumergiste,
en que silencio te hundiste.
¡Oh!, qué agonía padeciste.

Gabriel Pantoja Gonzales
23 de julio de 2007

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