Yerba Mala, una nueva senda editorial

Por Roberto Cáceres

Merece la pena, en un escenario tan poco emocionante como el de las editoriales bolivianas, tomar en cuenta la labor de Yerba Mala Cartonera.
Eludiendo quijotescamente la importancia del dinero han podido acomodar todos sus ejemplares en la otra feria. Habrá que preguntarles qué los impulsa. Esta celebración que pretendo realizar también alcanza a los autores, en especial a la nueva generación, como dice Juan Pablo Piñeiro, de escritores alteños que están inscribiendo nuevas estéticas.
Ahora mismo abro el ejemplar de Crispín Portugal y su relato “Almha, la vengadora”. En la tapa esas palabras están delineadas por manos inocentes, por trazos de niños cartoneros y pienso en el tiempo que ellos se tomaron para pensar en el lector que tendría finalmente su labor. Entonces me toca reponer ese tiempo y esa experiencia y luego me pongo a leer, como si hubiera acordado una complicidad, como si el trabajo del autor, del librero y del lector nunca se hubieran separado.

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